Ahora
Ojalá entendamos de una vez que el amor no se mendiga, que las palabras bonitas y los gestos no se piden. Que nadie merece migajas, ni que le quieran a ratos, ni que lo hagan sentir como si fuera un capricho.
El amor no son excusas, ni promesas vacías, ni cosas a medias. El amor se demuestra, se sostiene y se cuida todos los días, no un día sí y otro no.
Y no siempre hacen falta grandes regalos para probarlo. A veces basta con lo sencillo: un “me gustaría verte”, un “te echo de menos”, un “te paso a buscar” o un “hoy solo quiero escucharte”.
Porque quien de verdad te quiere no juega a desaparecer, no se esconde, no da lo justo para que no te vayas. Quien te quiere, se nota. Porque el amor y la atención no se dejan para mañana, ni para cuando sobre tiempo. Se dan hoy, ahora, sin posponerlo.
Y el día que lo entiendes, dejas de aceptar menos de lo que mereces.