IM-POSIBLE
Dicen que lo difícil es para valientes.
Y yo, en lugar de asustarme, sonrío.
Porque lo difícil lo convierto en rutina,
y lo imposible…
lo abrazo como un reto,
como esas batallas que me sacan lo mejor.
No me rindo en la primera curva,
ni en la segunda.
Tampoco en la última.
Dame un poco de tiempo
y verás cómo lo que parecía inalcanzable
se vuelve posible entre mis manos.
Porque no soy de las que aceptan un “no”.
Soy de las que aprenden a abrir las puertas
que otros ni siquiera intentaron tocar.